La lubricación es una de las prácticas fundamentales del mantenimiento industrial, especialmente cuando se trata de maquinaria crítica. Sin embargo, el uso inadecuado de lubricantes puede causar defectos que afectan la fiabilidad, disponibilidad y seguridad operativa de los equipos. Este artículo analiza las causas comunes de fallas relacionadas con la lubricación y ofrece estrategias prácticas para prevenir estos problemas.
La lubricación es una de las prácticas fundamentales del mantenimiento industrial, especialmente cuando se trata de maquinaria crítica. Sin embargo, el uso inadecuado de lubricantes puede causar defectos que afectan la fiabilidad, disponibilidad y seguridad operativa de los equipos. Este artículo analiza las causas comunes de fallas relacionadas con la lubricación y ofrece estrategias prácticas para prevenir estos problemas.
Se considera maquinaria crítica a aquellos equipos cuya falla puede provocar paros de producción, riesgos para la seguridad del personal o altos costos de reparación. Motores eléctricos, compresores, turbinas, bombas y reductores son ejemplos comunes en sectores como energía, manufactura, petróleo y gas, y alimentos y bebidas.
La falta de lubricante o una película lubricante muy delgada genera contacto metal-metal, lo que incrementa el desgaste, la fricción y el calentamiento excesivo. Esto puede derivar en fallas prematuras de rodamientos, engranajes y cojinetes.
El ingreso de partículas sólidas, agua o productos químicos en el lubricante altera sus propiedades físicas y químicas. Esto compromete su capacidad para proteger las superficies en movimiento y puede acelerar la corrosión o la abrasión.
Cada aplicación requiere un tipo específico de lubricante en función de la carga, temperatura, velocidad y entorno operativo. Utilizar un lubricante con una viscosidad inadecuada o con aditivos incompatibles puede generar fallas catastróficas.
Lubricar con demasiada frecuencia o con poca regularidad también puede ser perjudicial. El exceso de lubricante puede causar sobrepresión y calentamiento, mientras que una frecuencia muy baja favorece el desgaste por fricción.
La aplicación incorrecta del lubricante, ya sea por medios manuales o automáticos, puede dar lugar a una cobertura desigual, mezclas indeseadas o entrada de contaminantes durante el proceso.
Es fundamental consultar las especificaciones del fabricante del equipo y realizar un análisis de condiciones operativas para determinar el tipo y grado de lubricante adecuado. Los factores clave a considerar incluyen:
Elaborar un plan estructurado que indique:
Este plan debe ser parte del programa de mantenimiento preventivo y estar documentado para su seguimiento y control.
Los técnicos encargados de la lubricación deben recibir formación sobre:
Una lubricación mal realizada puede anular la efectividad de un programa de mantenimiento.
Para evitar que el lubricante se degrade, es importante implementar medidas como:
El análisis de lubricantes permite identificar desgastes anormales, contaminación, degradación del aceite y presencia de agua o aditivos perdidos. Esta herramienta es clave en el mantenimiento predictivo y ayuda a anticipar fallas antes de que ocurran.
La implementación de sistemas automáticos de lubricación garantiza una dosificación precisa y continua, lo que reduce errores humanos y mejora la consistencia del mantenimiento. Estos sistemas también permiten el monitoreo remoto del consumo y la presión de lubricación.
Para evaluar la efectividad del sistema de lubricación, es recomendable monitorear indicadores como:
Estos indicadores pueden integrarse en el sistema de gestión de mantenimiento para facilitar la toma de decisiones basada en datos.
Una lubricación deficiente puede comprometer seriamente el desempeño de las maquinarias críticas. La clave para prevenir defectos radica en una gestión sistemática que combine la selección adecuada de lubricantes, el diseño de planes bien estructurados, la capacitación del personal y el uso de herramientas de monitoreo y análisis. Invertir en una estrategia de lubricación efectiva no solo extiende la vida útil de los activos, sino que también mejora la confiabilidad operacional y reduce los costos de mantenimiento a largo plazo.
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